El término relación tóxica pareciera que se encuentra últimamente en boca de todos, pero ¿qué son realmente las relaciones tóxicas? ¿Existe más de un tipo de relación tóxica? ¿Cómo podemos identificarlas? ¿Se puede salir de ellas?
Ahondaremos sobre eso y, mucho más, a continuación.
¡Empecemos!
El primer pensamiento que se nos viene a la mente al hablar de una relación tóxica es que tiene que ver completamente con una relación de pareja, pero lo cierto es que este tipo de relación puede existir en cualquier ámbito social. Se puede dar en una amistad, con la familia, con compañeros de trabajo, etc.
Ahora, ¿qué es una relación tóxica? Pues la palabra que podría definir este tipo de relación es sufrimiento.
Hay un constante sufrimiento en una o ambas partes de la misma, y eso ocasiona que la relación se agriete y amargue. Sin embargo, ¿qué nos hace caer en relaciones tóxicas?
Hay una frase muy conocida que puede ser utilizada tanto para referirse a relaciones sanas como para referirse a relaciones tóxicas, y es la siguiente:
«Aceptamos el amor que creemos merecer». Las ventajas de ser un invisible de Stephen Chbosky.
La frase por sí sola es bastante explicativa, pero vamos a ahondar más en ella. Si somos personas con baja autoestima, con poco amor propio, y que precisamente por eso tenemos miedo a estar solos, terminaremos aceptando con los brazos abiertos a cualquier persona que nos dé un poquito de amor o de atención. Eso irremediablemente nos conducirá a dos relaciones tóxicas: la primera es la que tendremos con nosotros mismos, y la segunda es la que tendremos con el otro.
Cuando en tu interior sabes qué estar con esa persona, o con esas personas, no te está haciendo bien. Identifica cómo te sientes: angustiado, manipulado, piensas que debes estar caminando con cuidado todo el tiempo a causa de que al más mínimo desbalance, todo puede colapsar. Cuando sientes que no puedes compartir tu propio punto de vista porque sabes que eso traerá un conflicto del cual será difícil salir. En resumidas cuentas, cuando no te encuentras en paz.
Tal como mencionamos anteriormente, existe más de un tipo de relación tóxica, aquí te presentamos los principales y sus características:
En este tipo de relación se adopta un perfil sumiso ante el otro: siempre se antepone el bienestar, la salud mental, todo lo del otro antes que lo de uno mismo. Esto puede ocasionar que nos perdamos, que no sepamos quiénes somos sin el otro y que solo seamos un objeto que se mueve y hace lo que la otra parte de la relación quiere, porque no sabemos ser sin el otro.
Este tipo de relación es mucho más común de lo que se cree, en especial en una relación de pareja, ya que en este caso, ambas partes tienen una visión completamente diferente de lo que quieren de la relación. Esto suele ocurrir porque no se habla o se conversa de las expectativas que tienen de la misma. Una recomendación podría ser acudir a terapia para balancear las expectativas, y en caso de que ambos lo necesiten, la terapia de pareja es una excelente opción también.
Si el nivel de idealización es lo suficientemente intenso, se puede convertir en una relación de pareja tóxica. Puede que te encuentres en la situación en la que esperas mucho más de lo que esa persona puede darte, pero sigues ahí porque piensas que algo puede cambiar. No obstante, pero la dura realidad es que eso no va a pasar, al menos no contigo.
Es duro, pero al idealizar a esa persona o la relación, el que va a salir lastimado eres tú.
Lamentablemente, el pasado no se puede cambiar. Entender esto es el primer paso para tener una relación sana con todos los que te rodean.
Puede haber dolido un montón, pero si sobreviviste es porque siempre estuvo en ti la inmensa fortaleza para poder sobrellevar todo aquello que te hizo sentir terrible. Así que tómate tu tiempo para sanar, para tomar los aprendizajes que eso te dejó y para seguir adelante convirtiéndote en una nueva persona. Porque, de lo contrario, siempre estarás mirando hacia atrás y cargando una maleta emocional demasiado pesada como para avanzar de una manera sana y consciente.
De todos los diferentes tipos de relaciones tóxicas, esta es la que más peleas puede traer porque ninguna de las partes siente la libertad de hablar con libertad. La forma de comunicarse no es agradable, siempre deben ir con cuidado, como si en cualquier momento se fuera a pisar vidrio, solo para impedir las indirectas, entredichos hostiles, etc. En muchas ocasiones puede ser porque la pareja simplemente no sabe cómo comunicarse porque hay mucha rabia, celos, rencor o tristeza de por medio.
Este tipo de relaciones puede haber mucho maltrato psicológico y existe en todo tipo de entorno: familiar, laboral, de amigos, de pareja. Estas relaciones pueden ir deteriorando mucho la salud mental de la persona que es víctima de ese maltrato, lo que podría generar que en un futuro piense que esa es la normalidad y que así se comunica la gente, cuando en verdad no es así.
El tipo de relaciones que se basan en el miedo por lo general ocurren cuando detrás de eso hay maltrato físico y/o maltrato psicológico. Es muy común que los casos de violencia de género salgan de este tipo de relación tóxica.
El miedo invade a la persona que sufre de estos actos violentos, chantaje emocional y falta de respeto y, poco a poco, van anulando cualquier posibilidad de escapar de la persona tóxica o de encontrar alguna clase de solución al problema.
Cabe destacar que esta clase de relaciones tóxicas es la más peligrosa de todas.
El amor romántico, de amistad, de familia, no maltrata ni lastima ni te genera un sentimiento de culpa. Si sufres de esta clase de violencia, busca ayuda.
Tal como lo indica su nombre, este tipo de relaciones son para llenar un espacio vacío, ya sea el que dejó una persona anterior o para compensar con una carencia que la persona tenga, y esto no puede ser así.
En el primero de los casos, es una falta de respeto a los sentimientos del otro, porque estás con esa persona a tu lado para no quedarte solo contigo mismo.
En el segundo de los casos, debes aprender a estar cómodo en soledad: tú eres la única persona que te va a acompañar hasta el día en el que te mueras. Debes conocerte, amarte tal y como eres y, después de que ya hayas sanado lo más posible todas esas heridas, darte la oportunidad de compartir con alguien. Porque el amor que damos es el reflejo del amor que nos tenemos a nosotros mismos.
Además, una relación no se trata de llenar espacios, sino de acompañarse y complementarse, ser un equipo.
Tenemos que empezar este apartado con la aclaración de algo muy importante: no somos perfectos.
Estamos en esta vida para aprender a mejorar nuestras relaciones interpersonales y personales, para cada día ser mejores de lo que fuimos en el pasado. Tener malas actitudes, en algunas ocasiones, no nos hace malas personas, así como ser todo el tiempo bueno con todo el mundo, no nos garantiza que en realidad seamos buenos. Hay matices, hay grises, y de todo se puede aprender.
Aclaramos esto porque, en algún momento de la vida, todos hemos tenido actitudes tóxicas: lo fundamental es aprender que están mal, que nos perjudican y que pueden hacernos daño a nosotros y a los que amamos.
Una vez aclarado esto, te presentamos algunas señales para identificar si tienes alguna relación tóxica en tu vida:
Llegar al punto en el que sabes que esas relaciones existen y necesitas sacarlas de tu vida es bastante complicado. Aquí te dejamos una serie de recomendaciones para superarla y evitar repetir patrones en el futuro:
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