¿Qué es el burnout? Síntomas y tratamiento
¿Alguna vez te has sentido tan agotado al punto de sentir que no puedes hacer nada? ¿Tienes estrés crónico y sientes que en cualquier momento todo se puede venir abajo? De ser así, es muy probable que estés experimentado el síndrome de burnout.
Hoy conoceremos en qué consiste, sus síntomas, sus consecuencias y más, pero también cómo prevenirlo y vencerlo. ¡Empecemos!
¿En qué consiste el burnout?
El burnout, también conocido como síndrome del trabajador quemado o síndrome de desgaste profesional, es un tipo de agotamiento emocional, físico y mental relacionado con el estrés crónico en el ámbito laboral.
Ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un fenómeno ocupacional, resultado del estrés laboral crónico que no se ha gestionado de manera adecuada. La OMS lo reconoce también como un detonante de problemas de salud física y mental más graves, como trastornos de ansiedad, depresión, insomnio o afecciones cardiovasculares.
Este síndrome produce un estado constante de agotamiento que, al prolongarse en el tiempo, afecta no solo el desempeño laboral, sino también la personalidad, autoestima y bienestar general de quien lo padece.
Tipos de burnout
El síndrome de burnout laboral puede manifestarse de diferentes maneras:
- Burnout activo: primer estadio de la enfermedad, es decir, en este momento la persona tiene una conducta asertiva ante los demás e intenta salir de la situación. A su vez, se muestra con una buena actitud, controla sus enojos, acepta las críticas y no pierde el control en diversos escenarios de su vida.
- Burnout pasivo: a diferencia del primero, es aquí cuando se manifiestan en la persona sentimientos de apatía, agotamiento físico, deja la actitud positiva de lado y no se vislumbra ningún esfuerzo por revertir o cambiar la situación. Esto puede ocurrir tanto en el ambiente laboral como en el familiar junto a sus seres queridos.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes del burnout?
Los síntomas del síndrome son una señal de advertencia que refleja un desequilibrio. Es necesario identificarlos y tratarlos para evitar que impacten negativamente en la calidad de vida y el bienestar general.
Los síntomas del burnout pueden clasificarse en físicos, emocionales y de actitud, los cuales se detallan a continuación:
Síntomas físicos
El desgaste prolongado genera una serie de problemas en el cuerpo que dificultan el funcionamiento diario:
- Fatiga constante: una sensación persistente de cansancio extremo, incluso después de descansar.
- Dolores corporales: tensiones musculares o dolores generalizados en cuello, hombros o espalda, asociados a la acumulación de estrés.
- Problemas de sueño: insomnio, dificultad para conciliar el sueño o despertarse con la sensación de no haber descansado.
- Alteraciones gastrointestinales: problemas como gastritis, colitis o náuseas, frecuentemente asociados al estrés.
- Dolores de cabeza: producto de la sobrecarga física y emocional.
- Problemas de concentración y memoria: incapacidad para mantener el enfoque o retener información importante.
Desórdenes emocionales
El agotamiento emocional, centrado en el burnout, está acompañado de:
- Agotamiento emocional: incapacidad para sentir entusiasmo o alegría en actividades que antes resultaban gratificantes.
- Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, tristeza o ansiedad que aparecen sin razón aparente, afectando tanto la vida personal, entorno laboral y en el ámbito social.
- Despersonalización: actitudes de distanciamiento hacia las personas cercanas, ya sea en el hogar, los estudios o en relaciones personales.
- Sentimientos de ineficacia: una percepción constante de fracaso o insuficiencia, común en personas perfeccionistas que exigen demasiado de sí mismas.
Síntomas de actitud
El desgaste no solo afecta en cómo se siente una persona, sino también en cómo actúa:
- Aislamiento: evitar el contacto con otras personas como una forma de intentar lidiar con el estrés.
- Desmotivación: pérdida del interés y la energía para realizar actividades cotidianas o responsabilidades.
- Reducción en el rendimiento: dificultad para completar tareas con éxito debido a la falta de concentración o errores frecuentes.
- Impulsividad: falta de control en las reacciones, manifestada en agresividad o respuestas emocionales desproporcionadas.
- Absentismo o abandono: tendencia a evitar responsabilidades o compromisos debido al agotamiento.
¿Padecer de burnout puede traer consecuencias a largo plazo?
Sí, el burnout puede tener efectos significativos y duraderos que trascienden el agotamiento momentáneo. Cuando el síndrome persiste por períodos prolongados, puede impactar profundamente en la calidad de vida, afectando no solo la salud física y mental, sino también las relaciones interpersonales y el desarrollo personal y profesional. Identificar y tratar las consecuencias a tiempo es necesario para evitar daños mayores.
A continuación, exploramos cómo el burnout afecta diferentes áreas:
Problemas de salud física
El estrés crónico asociado al burnout desencadena alteraciones físicas que pueden volverse graves si no se abordan. Entre estas consecuencias se encuentran:
- Debilitamiento del sistema inmunológico: mayor vulnerabilidad a infecciones y enfermedades debido al estrés sostenido.
- Problemas cardiovasculares: como hipertensión arterial, taquicardia o riesgo de enfermedades coronarias, asociados a la sobrecarga física y emocional.
- Dolores y tensiones musculares: producto de una postura inadecuada, ansiedad y acumulación de estrés.
- Problemas gastrointestinales: gastritis, colitis o síndrome de colon irritable, frecuentemente vinculados al estado de tensión constante.
Problemas de salud mental
El impacto en la salud mental es una de las manifestaciones más evidentes del burnout, con consecuencias que incluyen:
- Ansiedad y depresión extrema: emociones persistentes de angustia y desesperanza que afectan la capacidad de afrontar las demandas diarias.
- Intenciones suicidas: en casos graves, el burnout puede llevar a pensamientos autodestructivos, lo que resalta la importancia de buscar ayuda profesional como la terapia psicológica.
- Baja autoestima: una sensación constante de ineficacia o fracaso que afecta la percepción de sí mismo.
Impacto en las relaciones personales
El burnout no solo afecta al individuo, sino también a quienes lo rodean, lo que daña la calidad de las interacciones y vínculos:
- Aislamiento social: las personas con burnout tienden a distanciarse de amigos y familiares debido a la fatiga emocional y la falta de energía.
- Conflictos y problemas de comunicación: la irritabilidad y el agotamiento mental pueden generar tensiones con seres queridos, compañeros de trabajo y otras personas cercanas.
Rendimiento y desarrollo profesional
El burnout también tiene un impacto significativo en el ámbito laboral y académico, limitando el potencial de crecimiento:
- Estancamiento profesional: la falta de motivación y energía puede impedir que las personas aprovechen oportunidades de desarrollo o progreso en su carrera.
- Desgaste profesional: el desaprendizaje de habilidades o la falta de actualización en un puesto de trabajo pueden comprometer la competitividad y la confianza en el desempeño.
- Absentismo laboral o académico: debido a la fatiga crónica, muchas personas con burnout tienden a faltar al trabajo o dejar inconclusas sus metas educativas.
¿Qué estrategias se pueden utilizar para prevenir y manejar el burnout?
El burnout, al ser el resultado de un estrés crónico y sostenido, requiere un enfoque integral para su prevención de riesgos laborales. Adoptar estrategias prácticas no solo mejora el bienestar emocional y físico, sino que también ayuda a reducir las consecuencias a largo plazo del agotamiento.
A continuación, te presentamos algunas medidas efectivas, organizadas en diferentes áreas clave:
Fijar límites claros
Mantener un equilibrio saludable entre las diferentes áreas de la vida es esencial para evitar el desgaste:
- Mantener un equilibrio entre vida laboral y personal.
- Mantener un equilibrio entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio.
- Definir horarios para evitar el exceso en la carga de trabajo.
- Aprender a decir «no» a demandas o condiciones de trabajo.
Tomar breaks regulares
Los descansos adecuados son fundamentales para evitar la sobrecarga laboral y preservar la energía a lo largo del día:
- Tomar descansos durante la jornada laboral.
- Planificar vacaciones o días de descanso.
- Evitar el cansancio extremo o prolongar jornadas laborales innecesariamente.
Practicar la asertividad
Comunicar de manera clara y respetuosa tus necesidades y límites puede prevenir conflictos y mejorar tu bienestar:
- Habla con tus supervisores, compañeros de trabajo o familiares cercanos sobre lo que necesitas para manejar mejor el estrés.
- Buscar apoyo social, compartiendo tus preocupaciones con colegas, amigos o seres queridos.
- Defender tus derechos en el puesto de trabajo o en casa, asegurándote de que tus necesidades también sean prioridad.
Fomentar hábitos de autocuidado
Cuidar de tu cuerpo y mente es clave para combatir el agotamiento físico y emocional:
- Dormir bien y priorizar una rutina de sueño regular.
- Realizar ejercicio físico o actividad física de manera regular.
- Llevar una alimentación balanceada.
Practicar técnicas de manejo del estrés
El estrés no siempre se puede evitar, pero sí gestionar de manera efectiva:
- Practicar técnicas de relajación como la meditación, el yoga o ejercicios de respiración profunda.
- Dedicar tiempo a actividades recreativas que disfrutes y te ayuden a desconectar.
- Utilizar herramientas como la escritura, la música o el arte para liberar tensiones.
Redefinir metas y expectativas
Ajustar tus objetivos y prioridades puede ayudar a reducir la presión innecesaria y enfocarte en lo realmente importante:
- Buscar tareas y proyectos que encuentres gratificantes.
- Establecer objetivos realistas y alcanzables.
- Celebrar los pequeños logros alcanzados.
Buscar apoyo profesional
Cuando los síntomas del síndrome del burnout son persistentes, el apoyo profesional puede marcar la diferencia para alcanzar esa realización personal que deseas:
- Consultar con un psicólogo o terapeuta especializado que pueda ofrecer herramientas personalizadas para manejar el estrés o el estado emocional.
- Buscar ayuda en redes de contención es fundamental para manejar esta situación de manera efectiva, ya que la falta de apoyo puede agravar el agotamiento y la sensación de aislamiento.
- Evaluar opciones de coaching o asesoramiento profesional para identificar cambios positivos en tu rutina o carrera.
Si necesitas hablar con alguien, recuerda que contamos con profesionales de la salud mental que están aquí para ayudarte a recuperar tu bienestar.
Utilizar técnicas de rediseño mental
Cambiar la manera en que interpretas las situaciones estresantes puede mejorar significativamente tu bienestar:
- Identificar los pensamientos negativos.
- Generar pensamientos alternativos.
- Practicar mindfulness para vivir en el presente y reducir la preocupación constante por el futuro o el pasado.
¿Cuándo y cómo buscar ayuda profesional?
Si una persona sospecha que padece de burnout, es recomendable hablar con un profesional de la salud mental. Sobre todo, si se presentan algunos de los siguientes casos:
- Cuando los síntomas de agotamiento emocional, falta de motivación y desinterés en el trabajo o en actividades cotidianas duran varias semanas y no mejoran con el descanso o el break.
- Cuando se tienen problemas físicos como insomnio, dolores de cabeza, problemas digestivos o fatiga constante.
- Cuando el agotamiento empieza a afectar las relaciones personales, el estilo de vida o el desempeño laboral de manera significativa.
- Cuando persisten los síntomas, aun cuando se han intentado estrategias de autocuidado o rediseño mental.
- Si las emociones como irritabilidad, tristeza, desesperanza, ansiedad o depresión se vuelven intensas, frecuentes y prolongadas.
Buscar ayuda profesional a tiempo puede prevenir que el burnout se convierta en un problema crónico y permite adoptar técnicas de manejo más adecuadas para recuperar el bienestar y la energía.
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