La salud mental en el lugar de trabajo
Aunque con el avance de la vacunación en Estados Unidos se abren de nuevo escuelas y lugares de trabajo, existe un gran número de personas que han decidido no volver a sus empleos. Estas renuncias se asocian a diversos factores, dentro de los cuales la salud mental juega un papel importante.
Muchos de quienes decidieron renunciar lo hicieron debido a la nueva perspectiva que la pandemia les ha dado. Se han dado cuenta de que no vale la pena permanecer en trabajos en los que no se sienten satisfechos, sino agotados física y mentalmente.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud clasificó al estrés crónico en el lugar de trabajo o burnout como una condición médica. Diversos estresores como la inseguridad económica, largas jornadas de trabajo, alta exigencia o conflicto trabajo-familia, pueden contribuir a la aparición de problemas como ansiedad y depresión. Dado que existe una estrecha relación entre la salud mental y la física, el estrés crónico también se relaciona con padecimientos como diabetes y enfermedades cardiacas. Esta relación se explica debido a que una buena salud mental aumenta la probabilidad de que las personas participen en conductas de autocuidado, mientras que factores como el estrés, la ansiedad y la depresión pueden causar cambios a nivel fisiológico que se relacionan con diversas enfermedades.
Se ha observado también que afroamericanos y latinos reportan más síntomas asociados a problemas de salud mental y tienen una mayor probabilidad de abandonar sus empleos por esta razón. Esto nos habla de la relación que existe entre la salud mental y diferentes problemáticas sociales como el racismo, la discriminación y la desigualdad.
En este contexto, las empresas han empezado a reconocer la importancia de atender la salud mental de sus empleados, pues estas problemáticas traen consigo costos relevantes. Se estima que la capacitación de un nuevo empleado cuesta en promedio 3 meses de salario. Además, existen costos asociados a la disminución de productividad, a las faltas debido a problemas de salud y al costo de los tratamientos que de estos requieren. Ante esta situación, los empleadores han implementado diversas acciones.
Dadas las características del sistema de salud estadounidense, uno de los principales obstáculos para acceder a servicios de salud mental es la cobertura. En muchas ocasiones, las personas se ven obligadas a encontrar servicios que se encuentran fuera de la red de su compañía de seguros, lo que trae importantes costos adicionales. Otro problema relevante es la estigmatización de la salud mental, que lleva a no hablar del tema. Por otra parte, los empleadores, a pesar de reconocer la importancia de la salud mental, señalan que no cuentan con entrenamiento al respecto, y no se sienten preparados para brindar orientación a sus trabajadores acerca de este tema.
Es por estas razones que se vuelve crucial abrir la conversación para acabar con el estigma. Es necesario trabajar en la prevención, educación y tratamiento ante la aparición de los primeros síntomas. Algunos empleadores han empezado a incorporar alternativas como la atención en el lugar de trabajo o a través de servicios en línea. Aunque aún falta mucho por hacer, es valioso reconocer los primeros pasos encaminados hacia la atención de la salud mental en el sitio de trabajo. Es fundamental garantizar que las acciones implementadas sean efectivas; deben priorizarse oportunidades para que los trabajadores gocen del descanso, se sientan valorados, tengan oportunidades de crecimiento, etc. Estas acciones beneficiarán a los individuos, las empresas y la sociedad.